Editorial

Resumen

Escribo esta editorial finalizando el mes de octubre del año 2020, tras siete meses en que vivimos atravesando una de las pandemias más agresivas y prolongadas de la historia, que afecta, como ninguna otra ya conocida, a la gran mayoría de los países y las personas que habitamos el planeta. Naturalmente esta situación amenaza la vida biológica y afecta la vida psíquica y el desenvolvimiento de las sociedades. Quienes trabajamos en la construcción de una Salud Mental Comunitaria, esto es, en generar un modelo de atención que parta esencialmente de que el sujeto del sufrimiento es un sujeto social y comunitario integrado, cuya salud psíquica depende de su capacidad de integrarse satisfactoriamente a la vida en común de las comunidades en que participa, con capacidad de atravesar y elaborar los conflictos y obstáculos que se presenten en su existencia social, percibimos con inquietud de qué manera, con qué intensidad y con cuáles consecuencias vamos a atravesar esta pandemia. Justamente los procesos de atención bajo este modelo de comprensión y atención comunitaria, que se propone restablecer capacidades de integración y participación satisfactoria en los vínculos sociales que la persona mantenga, comprendiendo que la mayor parte de los trastornos mentales se caracterizan, especialmente en aquellos más severos, por un apartamiento de la vida socio comunitaria, todo lo cual sufre cierto riesgo por el impacto de la epidemia en la vida social. En algunos casos este aislamiento hace que su recuperación a través del tratamiento consista en cierta reconstrucción de la vida social, en sentido amplio, no solo superar los síntomas que expresan el trastorno.