Resumen
Aferrándose a las altas expectativas generadas por el discurso del progreso y las promesas de la ciencia, la higiene fue una suerte de gran consejera, de experta en el arte de observar, corregir, mejorar o tratar de cambiar radicalmente la salud del cuerpo social en su conjunto. En ese contexto llegó incluso a imaginar ciudades alternativas o utópicas. Emilio Coni, probablemente el higienista argentino más destacado de fines del siglo XIX y comienzos del XX, imaginó una de esas ciudades. Las notas que siguen contextualizan su "Ciudad argentina ideal o del porvenir", cuyo texto original –publicado por primera vez el 3 de abril de 1919 en La Semana Médica– se reproduce.