Resumen
En publicaciones recientes se ha sugerido que por efecto de la crisis económica la salud de la población se está deteriorando en Europa, lo que se manifestaría en aumentos de la mortalidad, particularmente en los países donde se están aplicando políticas de austeridad. Se ha sugerido también que, como consecuencia de esas políticas, los suicidios se han disparado y que la situación podría derivar en una catástrofe sanitaria como la que ocurrió en los antiguos países de la URSS durante los años noventa. Esas afirmaciones no tienen base en los datos disponibles. Las estadísticas indican que, en los países europeos en general y sobre todo en los más afectados por la crisis, las tasas de mortalidad general han disminuido y la salud de la población ha mejorado durante los años 2007-2010. Paradójicamente, la crisis ha tenido un efecto beneficioso para la salud en estos países. Esto supone una confirmación sustancial de investigaciones previas que han mostrado en diversos períodos y economías de mercado que las recesiones son favorables para la salud, mientras que los períodos de expansión económica son perjudiciales.