La existencia de la enfermedad de Chagas humana se considera el resultado de un conjunto complejo de determinantes bioecológicos y sociales. Su cumbre de incidencia se produjo entre los años 1950 y 1970, observándose una tendencia a la disminución en las décadas siguientes. Innumerables elementos socioculturales y políticos están presentes también en la expansión geográfica de la enfermedad, en su prevención y en la atención médica a los infectados. Para las próximas décadas se espera una mayor reducción de la transmisión, especialmente vectorial y transfusional, como producto de las acciones de control y de los cambios en el sistema de producción, en paralelo con la urbanización y con las acciones antrópicas extensivas en las áreas endémicas. Se espera también una reducción en la morbilidad, dependiente de un mejor acceso a los sistemas de salud y de los constantes avances en la medicina. Sin embargo, la enfermedad seguirá siendo muy importante por dos o tres décadas más, dejando como principales desafíos la vigilancia sobre su transmisión y la atención a los individuos ya infectados. Está prevista una disminución en la visibilidad de la enfermedad, con reflejos negativos en la prioridad política de las acciones sobre su atención y control.
Palabras clave: Enfermedad de Chagas, Condiciones Sociales, Epidemiología/tendencias